De ambiente medieval, su concepción tuvo lugar en una época donde las guerras se sucedían, acabándose su construcción en el 1180. Es por ello que tiene un fuerte carácter defensivo. Sus impresionantes muros hicieron que se convirtiera en refugio antiaéreo durante la Guerra Civil española. Cuentan que hasta el mismo Franco buscó refugio entre sus muros.
Debido a la influencia de la Universidad de Salamanca, la ciudad había aumentado su población y relevancia de forma notable a finales del siglo XV. La Catedral Vieja ya no tenía aforo suficiente y era demasiado pequeña para la necesidad del momento. Por otro lado, el gótico había irrumpido, dejando como edificios arcaicos las construcciones románicas. Todo esto llevó a que en el 1513 se comenzara la construcción de la Catedral Nueva, que se convertiría en una de las mayores catedrales de España, y que se concluiría dos siglos más tarde, en el año 1733. Es el edificio más alto de Salamanca y reúne los estilos predominantes en las distintas épocas durante su construcción: gótica, renacentista, barroca.